Todo en nosotros muere con esta despedida;
los dos desde este instante cambiaremos también...
Sombra serás mañana por mí desconocida,
distinto seré entonces del q tus ojos ven.
El viento, q hoy deshoja la rama florecida,
luégo de los retoños alegrará el vaivén.
Se estrechan nuestras manos entes de la partida:
¡q pronto a extraños seres les brindarán sostén!
¡Adiós! cruenta palabra q inventó la tristeza,
eco de lo q acaba, grito de lo q empieza,
súplica de los ojos q no quieren llorar...
Me abrazas y vibramos en un solo gemido,
tú, por la angustia efimera del recuerdo querido,
yo, por la certidumbre de q voy a olvidar.
-José Eustacio Rivera-
0 comentarios:
Publicar un comentario